Verano. Descanso. Menos ropa. Los desayunos pueden ser almuerzos. Nos hacemos escapadas en crocs para ir a comprar medio kilo de helado. O incluso una corrida al chino en cueros para comprar una birra. Las noches se extienden, los aires acondicionados son símil a lo divino y le agradecés a la vida cada velada que pasa sorteando los azarosos cortes de luz.
El fútbol, claro, también tiene su actitud veraniega. Si bien su desarrollo profesional ingresa en un prolongado receso, los torneos de verano, el mercado de pases y demás situaciones en los días de pegajoso calor lejos están de pausarse en el mundo de la redonda. A lo largo de este aún joven mes de enero, en #InformeIndependiente repasaremos los momentos más memorables de los últimos veranos rojos. Partidos inolvidables, transferencias extrañas y situaciones que creíamos olvidadas, en #VeranoRewind: Una sección para leer en chinelas y shorts.
En la noche del 15 de enero de 2008, el Club Atlético Independiente se preparaba para enfrentar en el José María Minella a Boca Juniors, en lo que sería su segundo partido en el Torneo de Verano de aquel año, posteriori al debut frente a River Plate (empate 1 a 1). Eran días donde aún retumbaba la caída del pase de Humberto Suazo a nuestro equipo, y en donde aún las negociaciones a por Freddy Grisales estaban en desarrollo.
En efecto, la falta de refuerzos implicó que el DT Pedro Troglio debiera recurrir a varios participes de la reserva para sustentar a la presentación de la escuadra de Avellaneda, léase Enzo Bruno, Nicolás Mazzola ó el protagonista de esta historia, un jovencito de 17 años llamado Patricio Rodríguez, volante ofensivo-enganche que ya había tenido minutos de acción frente al Millonario.
De cara al complemento, el partido se encontraba estacado en el empate en uno. Germán Denis había marcado para poner en ventaja a El Diablo, pero Mauro Boselli se encargó de devolver la igualdad. No conforme aún con la actitud ofensiva de su equipo, el entrenador citó frente suyo a Rodríguez para confirmarle que era hora de que ingresara al campo de juego. Apenas pasando el metro setenta y con su cabeza rapada gracias al ritual capilar de la primera pretemporada, se quitó la pechera y se dispuso a ingresar al juego. Tomando el lugar de Bruno, se posicionó como enlace entre el mediocampo y la dupla ofensiva Daniel Montenegro-Denis. Corrían menos de veinte minutos del ST.
Escaso tiempo tras su arribo al césped, un centro de pelota parada de El Rolfi fue despejado por la defensa boquense, quedando la bocha en la boca del área. Rodríguez, con un sablazo preciso y potente, enfiló su botín y direccionó a la redonda rumbo al ángulo del arco. Descolocado, Pablo Migliore solo atinó a lanzarse para intentar evitar lo inevitable. Un verdadero golazo del nuevo talento de Independiente, quien rápidamente pasó de ser un pibe en busca de oportunidades, a una nueva joya del fútbol argentino. Y su tanto fue el necesario para hilvanar la victoria.
Rápidamente una marea de entrevistas recayó sobre los hombros de Patito. “No puedo creer lo que estoy viviendo, esto nunca lo soñé, porque no me lo esperaba tan rápido. La alegría que tengo es inmensa” atinó a decir PR. No tardaron en arribar las comparaciones con Sergio Agüero, los cuestionamientos a si debería ser titular de cara al arranque del torneo e incluso la posibilidad de jugar en el Viejo Continente: Los medios de comunicación hacían eco de un interés del Inter de Milán a por la ficha de muchacho que aún no poseía la mayoría de edad.
El vértigo de la expectativa se fue calmando a medida que el tiempo transcurrió e Independiente vagabundeó sin rumbo en el arranque del Clausura 2008. Alternando grandes performances con algunos altibajos, Rodríguez no emigró con urgencia y se quedó vistiendo la casaca independentista, la cual no dejaría hasta 2012, cuando el Santos de Brasil acudió a por él.
¿Porque no repatriar a Patito Rodríguez en vez de obstinarse con Belluschi que no demuestra interés en jugar para Independiente y encima es caro?…