El coche. Cuando llega a tu vida, todo cambia. Las distancias se acortan, te convertís en el conductor designado de tu grupo y te olvidás de ir corriendo al kiosco de la esquina porque la SUBE ya te anda en números rojos. Cuatro ruedas, un volante, y todos los objetos de dudosa índole que le quieras meter a esa nave que lentamente se torna una extensión de tu cuerpo.
Nuestro amado Club Atlético Independiente tiene varias historias curiosas alrededor del mundo de los fierros, y hoy desde este humilde rincón del periodismo de investigación (?) repasaremos algunas de ellas. Como el caso de Pablo Cuba. ¿Quién? Un delantero que formó parte de la plantilla entre el 2002 y 2003, integrando el equipo campeón de Américo Gallego, aunque –claro- viendo escasa acción en aquel team: El propio DT tuvo un cortocircuito con el jugador durante el torneo cuando este llegó tarde a un entrenamiento, en una temporada donde el atacante padeció una abrumadora sequía goleadora.
¿Y a cuento de qué viene esto? Resulta que para festejar el galardón, el club decidió sortear un automóvil. ¿Quién tuvo la fortuna de poseer el ticket ganador? El jugador de apellido isleño (?), quien para compensar su ausencia en los primeros planos de la escuadra campeona, se fue a su casa manejando un 0km.
Curiosa es la historia del juvenil Juan Caracoche. En su propio nombre lleva el tópico protagonista de este post. Pero lo que hacía presencia en su identidad, no se reflejaba en su vida cotidiana: El defensa no tenía auto, lo que le valió el apodo de Carabicicleta, en mención del transporte que usaba para arribar al entrenamiento. Hace casi una década que dejó Independiente y actualmente atiende su propia panadería en su Navarro natal.
La última anécdota es de estilo retro, y corresponde a la mítica final de la Copa Intercontinental que en 1984 El Rojo le ganó al Liverpool inglés. Resulta que aquel cotejo contaba con un fuerte sponsoreo de Toyota, que buscaba difundir entre europeos y sudamericanos a su nuevo modelo Carina FourthGeneration, un encantador automóvil que se mantuvo a un costado del campo de juego. ¿Cómo espectador privilegiado? ¡No, como futuro premio! José Percudani, autor del gol que nos dio la victoria, fue vitoreado con tamaño obsequio apenas concluyó el partido. El excelente sitio Soccer Nostalgia recopila aquella extraña secuencia. Librado a la imaginación queda como arribó el tutú a tierras argentinas.
¿Cuál fue tu primer coche, Rojo?